Por Héctor Trejo S. Columnista de Radiografía Informativa.
Para algunos, la postura radical de Lars von Trier ante las problemáticas de las que habla en sus películas, resulta un fastidio –por no decir incómodas-, por lo tajante de sus argumentos, sin embargo, para otros, y me cuento entre ellos, revisar la obra del danés, me provoca muy buenos sentimientos y emociones de todo tipo, sobre todo, me entretiene y hace pensar.
La llegada de “Ninfomanía: Primera Parte” (Nymphomaniac) a la pantalla grande comercial, más que un acontecimiento cotidiano para la industria del séptimo arte, parece un logro, pues el tema y el director, no son de lo más socorridos por la taquilla mexicana que asiste frecuentemente a las salas comerciales, más bien, es una cinta enfocada a los conocedores de la filmografía del fundador de la corriente Dogma 95.
Esta coproducción de Dinamarca, Alemania y Francia, es una obra, que bien podría recibir el calificativo de mágica, pues lo que todo mundo imaginamos antes de entrar a la sala, se convierte en ilusión, pues el argumento es totalmente diferente. Ni los carteles, ni la constante información que desde antes de llegar a Cannes se ofrecía de la cinta, tenían mucho de cierto o mejor dicho de real.
La cinta, nos habla de un casanova soltero llamado, Seligman (Stellan Skarsgård) quien encuentra a una mujer (Charlotte Gainsbourg) golpeada y abandonada en la calle. La lleva a su casa para curar sus heridas y ahí conoce su historia. La chica se llama Joe, que en sus 50 años, padece de lo que ella llama ninfomanía, padecimiento que le ha costado perder empleos, tronar relaciones y en general, la ha limitado a no ser feliz.
Con estos elementos, Von Trier explota una historia, que si bien, se llena las manos de referencias intelectuales, genera una gran inestabilidad visual para aquellos que no conocen el cine de este gran director. Es pues una película, dicho con todas su letras, “elitista”, que no permitirá a todo mundo, encontrar atractivo el argumento, por las lagunas que éste represente para ellos.
El otro aspecto negativo, es que su duración va a desconcentrar a algunos otros cuando la vean, pues esta primera entrega dura una hora y 57 minutos. Una opción que ojalá le resulte atractiva y lo ayude a acercarse al resto de la filmografía del cineasta danés.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame a [email protected] o ingrese al sitio web www.inter-medios.jimdo.com